Antoine de Saint-Exupéry, autor de la famosa obra “El Principito”, afirmó una vez que “la guerra es una enfermedad
como el tifus”. Ciertamente, un conflicto bélico, al igual que una pandemia, puede conllevar consecuencias
socioeconómicas devastadoras para cualquier nación, pero lo que no podría imaginarse este escritor francés es
que, durante la Segunda Guerra Mundial, el ejército japonés contaminó deliberadamente con bacterias del género
Rickettsia más de mil pozos de agua en China con el fin de estudiar los brotes de tifus y su potencial aplicación
militar. De esta triste manera, las palabras de Saint-Exupéry pasaron de ser un mero símil para convertirse en una
realidad palpable. Esta realidad es la guerra biológica.
Podrás encontrar el resto del artículo en el NoticiaSEM Nº157
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